Ludopatía Online

 

 

El juego online tiene unas características que difieren del tradicional: está disponible 24 horas, ofrece intimidad y se puede jugar en cualquier lugar.

Una de las falsas creencias de los jugadores es que pueden llegar a dominarlo, a conocer las reglas que les van a permitir acabar ganando siempre. Podemos llegar a estudiar las apuestas, para intentar predecirlas.  La integrante del Grupo de Conductas Adictivas, Aris Grande, cree que sería necesario incluir «las características de los juegos de azar en el currículum escolar» como forma de desmitificarlos.

La variante online ha cambiado las reglas de la ludopatía. Hasta ahora, el caso típico de persona con problemas era el de un hombre de 40 años que llevaba entre seis y ocho años jugando.«Ahora, el periodo de latencia, el que va desde que empiezas a jugar hasta que se manifiesta el problema, es de dos o tres años, como mucho. Además, las personas que empiezan más temprano a jugar tienen más posibilidades de desarrollar una ludopatía. Hay que evitar las edades tempranas de consumo».

Para jugar online es necesario pasar una serie de registros que deberían vetar la entrada al sistema a los menores de edad. Un control que muchos se saltan.«Hay dos maneras: jugar en páginas ilegales, que son peligrosas y no garantizan el premio, o suplantar la identidad. Con los números del DNI y los de la tarjeta de crédito ya se puede hacer», explica Máximo Gutiérrez.

Los controles en el juego presencial existen y son obligatorios, pero no siempre se cumplen. «Hay un problema. Las encuestas dicen que los chicos juegan, luego hay un problema en el control de accesos. Hay que extremar los controles y, al que encuentren, que pague», afirma José Ramón Fernández Hermida.

Los problemas derivados de una adicción al juego no son menores. En edades tempranas, señala el director del Grupo de Conductas Adictivas, se manifiestan en «un descenso del rendimiento académico, quitar tiempo a las actividades extraescolares y problemas con la familia a causa del dinero». Bien lo sabe Héctor González, paciente del centro: «En casa se enteraron cuando empecé a hacer maniobras para conseguir dinero.Cambiaron mis rutinas y mi personalidad. Siempre he sido una persona cariñosa, pero llegó un momento en el que veía a familiares llorar y no me afectaba como debía». Ni siquiera el deseo de ganar dinero que le motivaba al principio era un aliciente para seguir apostando. «Sabía que iba a perder y apostaba igual».

Este joven de 23 años cuya identidad se oculta bajo el nombre de Héctor González tuvo que abandonar su carrera universitaria y volver junto a su familia en el occidente asturiano. Lo volvió a intentar con los estudios,  pero recayó en su adicción. «Dejé de ser yo», reconoce.

El suyo, en su percepción, no es un caso aislado. Su experiencia, lo que ve en su entorno le llevan a encender las alarmas.«Va a venir una avalancha de casos como el mío de gente de mi edad».

Los datos con los que cuenta el director del Grupo de Conductas Adictivas de la facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, España,   apuntan en esa dirección. En el año 2015 elaboraron una encuesta entre 1.400 jóvenes asturianos de entre 14 y 18 años.Los resultados, publicados el pasado año, indican que un 1,2% de los encuestados«tiene problemas con el juego. Estamos hablando de unos 800 jóvenes, que no es una cantidad banal. Estos datos apuntan a un problema, pero no sabemos cómo va a evolucionar.Todavía no es nada alarmante, no es una emergencia, pero debemos estar vigilantes.Hay un volumen de chicos que juegan que es injustificable, teniendo en cuenta que no deben jugar porque son menores», advierte.

En los dos últimos años ha habido un aumento exagerado de los casos. Está bajando la edad. Nos llegan chicos de 18 y 19 años que, evidentemente, han jugado cuando eran menores».

¿Qué ha cambiado en los últimos años para que tantos jóvenes manifiesten tener problemas con el juego? La encuesta del Grupo de Conductas Adictivas señala que los jóvenes juegan, mayoritariamente, a «loterías, de forma presencial, y apuestas deportivas. A mí me preocupa más el juego por internet. Hay menos regulación y parece desbocado», afirma José Ramón Fernández Hermida.

Salir del pozo

Salir del pozo no fue sencillo.De hecho, aún está en proceso de conseguirlo. Comenzó, sin convicción, con la visita a un psicólogo, solo para contentar a la familia. Ahora tiene que convivir con un bombardeo de publicidad de apuestas deportivas que, al principio de su recuperación le «agobiaba.Ahora me produce desprecio o asco».

La publicidad de este tipo de juego es uno de los caballos de batalla de las entidades que luchan por una regulación más estricta. «Se aplican mecanismos de influencia que no deberían ser lícitos, como usar a ídolos del deporte», afirma José Ramón Fernández Hermida». Una opinión que comparte Máximo Gutiérrez. «Usar a los famosos es un asunto sangrante.El 52% de las personas afectadas por la ludopatía en España son menores de 25 años. No puede salir un ídolo normalizando el éxito en la vida con el éxito en el juego».

A Héctor González aún le queda camino por recorrer en su recuperación. Lo que tiene claro es que ya nunca más va a poder controlar el juego.«Si metes un euro en una máquina vas a meter 100, 200 o los que tengas. En el momento que das un paso, ya estás corriendo».

 

____________________________________________________________________________________________

Tomado de El Comercio 

¿Crees que estás teniendo problemas con el juego?

¡Podes contactarte!

Ludopatía

Las personas con este problema tienen un comportamiento de juego en el que aparece una gran dificultad para resistirse a controlar el impulso a jugar de forma persistente y progresivo, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y laboral.

Si bien comparte características del trastorno obsesivo compulsivo,  aparece   la euforia o la excitación del riesgo.

images (1)imagesludopatia-696x435

En el trastorno obsesivo, se realiza la conducta para reducir el síntoma negativo, aquí ocurre muchas veces el acto de apostar para reducir el estado de mal estar, bien sea agresivo o depresivo, que les lleva el intentar no jugar sin éxito. Se podría interpretar como la adicción a una droga, siendo la droga en este caso el efecto de las hormonas que crean ese estado de excitabilidad por la mezcla de estímulos, entre los que estarían: el riesgo de perder dinero, la euforia de ganarlo, la falsa capacidad de control sobre el juego, creyendo que uno lo domina y le puede ganar con sus habilidades, las luces o bien de la máquina con sus sonidos condicionados a dar premios o del entorno evocador a la noche de los demás lugares de juego, la rapidez de las jugadas para que piense que en poco tiempo puede recuperarlo todo o cambiarle la suerte.

Estamos ante unos sujetos con distorsión de la realidad, manipulados por la superstición, por una confianza excesiva y la negación de su problema y enfrente uno de los negocios más lucrativos de la humanidad, que invierte miles de millones en crear todas las condiciones óptimas para que el jugador no deje de serlo y para atraer nuevos  individuos a su telaraña de perdición.

 

El padeciente cree que el dinero es el problema y la solución a todos sus males y que la gente de su entorno no sabe y no valoran su capacidad para afrontarlo. Por lo que miente y esconde su conducta ante cualquiera, siendo capaz en algunas fases de cometer un delito o romper relaciones si se anteponen al juego.

En algunos casos los afectados pueden ser personas que antes de caer en el juego ya eran muy competitivos, con un mayor índice de padecer trastornos del estado de ánimo que la población general, así como estrés, adicción al trabajo o a los estudios, normalmente va ligado el abuso de sustancias tóxicas así como conductas antisociales y con personalidad narcisista.

Para recibir el diagnóstico de juego patológico, el individuo debe cumplir al menos cinco de los siguientes síntomas:

  • Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.
  • Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.
  • Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el juego.
  • Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas.
  • Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego.
  • Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su familia, amigos o terapeutas.
  • Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.
  • Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o recuperar las pérdidas.
  • Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.
  • Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego.

En la actualidad no se considera ningún tratamiento como el más eficaz, y no se ha aprobado ninguna medicación por parte de la FDA para el tratamiento del juego patológico.

Jugadores anónimos es un tratamiento comúnmente utilizado para la ludopatía, modelado con base en el tratamiento de Alcohólicos Anónimos, que hace hincapié en un enfoque de ayuda mutua.

Se ha visto que un enfoque, la terapia cognitivo-conductual reduce los síntomas centrándose en la identificación de los pensamientos relacionados con el juego, las distorsiones cognitivas y del ánimo que incrementan la vulnerabilidad al juego incontrolado. Así como en los castigos y refuerzos tanto del ámbito del juego como los de la vida del sujeto.

La terapia psicoanalítica es también eficaz aunque más lenta en sus resultados, ya que analiza más la personalidad del enfermo a través de la información que este va dando, produciéndose los cambios ante el contraste con la realidad, este va creciendo y madurando asimilando su comportamiento y lo que ello conlleva a su vida en general. Para llevar a cabo esta terapia tenemos que asegurarnos que estamos ante una persona estable y con recursos, ya que el 20% de los pacientes de ludopatía, que afrontan cualquier tipo de terapia hacen un intento de suicidio.

El juego es algo legal en la mayoría de los países, por lo que tendremos que educar a la población bajo los conceptos de la libertad de poder utilizarlo con control de nuestros impulsos para que sea difícil caer en su dependencia, ya que sabremos de ante mano los peligros y como evitar las emociones que dejo de controlar. El concepto de prohibir es para las poblaciones infantiles que no tienen capacidad de ser responsables y son sus dirigentes los que actúan como padres de ellos.

Lo que no nos damos cuenta en muchas ocasiones que lo bonito de la vida es cuando soy libre para hacer cosas peligrosas y mi madurez es quien no quiere hacerlas. Cuando me doy cuenta que soy libre y decido lo mejor para mí en base a las variables que manejo, cuando ni el estado, ni la adicción deciden por mí.