Nomofobia

¿Te es difícil soltar el celular en algún momento del día?

Quizás te interese leer un poco sobre esta patología…

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La nomofobia es solo una de las psicopaTIClogías que han surgido debido al mal uso de los smartphones y las redes sociales. Se denominan así para diferenciarlas de los trastornos de salud mental que ya están establecidos y diagnosticados por organismos oficiales como la OMS. Su irrupción no es extraña si se tiene en cuenta que según el estudio «How many times do you check your mobile phone per day?», elaborado por Oracle Marketing Cloud, cada persona consulta su móvil ciento cincuenta veces al día. ¿Pero cómo se manifiestan estas psicopaTIClogías? El subdirector académico de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Abierta de Catalunya, Manuel Armayones, las analiza en el libro El efecto smartphone. Conectarse con sentido (Editorial UOC), en el que explica las estrategias que hay que llevar a cabo para superar estas adiciones.

Aunque ni la OMS ni los ministerios de los diferentes países no han reconocido, de momento, la adicción a internet en los sistemas de clasificación de enfermedades mentales, cada vez hay más personas que buscan tratamiento psicológico porque tienen la percepción de perder el control ante su teléfono y se sienten «enganchados». En este sentido Armayones deja claro que no son las nuevas tecnologías las que «enganchan» sino las personas que, en función de su estado emocional, pueden hacer un uso abusivo de ellas. Cuando se llega a este punto, añade, son los especialistas los que tienen que determinar qué orientaciones hay que dar para solucionarlo.

¿Cómo evitarlo?

—FoMO (fear of missing out) es el miedo a perdernos algo de lo que está pasando en las redes sociales relacionado con las personas a las cuales se sigue. La persona tiene la necesidad, casi compulsiva, de entrar continuamente en páginas como Facebook o Instagram. «Hay gente que se lo lleva al lavabo, lo lleva en la ropa de estar por casa mientras hace limpieza o lo tiene en la cocina por si le llaman», ejemplifica Armayones. La nomofobia se manifiesta en dos variantes: la fobia a no tener el móvil cerca y el miedo a que se acabe la batería antes de llegar a casa; en esta segunda también se incluiría no tener cobertura. Una de las soluciones para evitarlo es, según el experto, exponerse a situaciones en que no se lleve el móvil encima, como por ejemplo ir a comprar, o llevarlo sin batería. «En esos momentos te das cuenta de que no somos imprescindibles y de que el mundo continúa girando sin que nosotros estemos conectados», deja claro. Otra vía es apagar el celular por la noche «La única conexión que no puede fallar es con nosotros mismos y para eso no necesitamos dispositivos, la batería nos dura toda la vida..

—La vibración fantasma, también conocida como llamada fantasma, es la sensación de que el móvil vibra o suena cuando en realidad no lo hace. «Son situaciones habituales en una sociedad que tiende a mantenernos hipervigilantes», explica Armayones. Esta hipervigilancia continua puede generar, sin embargo, ansiedad o desgaste emocional. Para evitarlo lo único que tiene que tener claro la persona es que con las veces que utiliza el móvil a lo largo del día (ciento cincuenta veces de media) es difícil perderse algún aviso. «Si lo que nos preocupa es la llamada fantasma, la solución más sencilla es apagar el móvil», dice.

—Mente erráTICa es saltar de web a web, pasar de un contenido a otro con los hipervínculos para encontrar la mejor información, la mejor oferta, el mejor producto… Produce una insatisfacción crónica porque la persona se pasa la vida buscando siempre algo mejor. «Nos puede llevar a una situación de ansiedad y saturación mental y acabar con la sensación de que hemos perdido miserablemente el tiempo», explica Armayones. La estrategia para evitar esta psicopaTIClogía es controlar el tiempo que se dedica a buscar información y anotar lo que se encuentra en una libreta para ser conscientes de si avanza o no la recogida de información. «Cuando tenemos un volumen importante de información se tiene que parar la investigación», dice Armayones. Otra vía para superar la mente erráTICa es descargar y guardar los documentos más interesantes en el ordenador, apagar el router y leer las webs descargadas. «En la red podemos encontrar información infinita, pero nuestro tiempo, energía y paciencia son bastante finitos», apunta el experto.

—El efecto Google es utilizar el buscador como una extensión de nuestra memoria para recordar por ejemplo el teléfono de algún familiar o un turno en el médico. Algunos expertos defienden que está afectando a la memoria de las personas porque cada vez se necesita traspasar menos información desde la memoria a corto plazo a la de largo plazo. ¿Cómo se puede evitar? Según Armayones, lo que habría que preguntar es si se puede evitar. «Entre los expertos hay diversidad de opiniones: hay quien asegura que Google seca el cerebro y otros que defienden que las TIC son imparables y podrían incluso conectar nuestro cerebro a internet», explica. Para él hay que continuar investigando sobre los pros y los contras de tener en el ordenador o en el teléfono móvil mucha de la información que antes guardábamos en el cerebro. «Lejos de ser un problema, es un recurso de gran ayuda, que nos permite dedicar nuestros esfuerzos intelectuales a otro tipo de retos», añade.

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Según un psicólogo de la Universidad de Essex , que hace años que investigan esta psicopaTIClogía (relacionada a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación) , es más frecuente en adolescentes y jóvenes y, sobre todo, entre los hombres. Quien la sufre, además, tiene un bajo nivel de satisfacción con la vida. «Las personas con más necesidades sociales insatisfechas son las que mas consultan en las redes sociales», asegura Armayones. El problema es que en lugar de sentirse bien después de haber pasado un rato en Facebook, acaban con una sensación de tristeza.

En este sentido, un estudio publicado en el Journal of Social and Clinical Psychology concluye que, después de salir de esta red social el estado anímico de la persona es depresivo (que no quiere decir que cause depresión) y que cuanto más tiempo pasa conectada a las redes, más se acentúa este estado. ¿Cómo se puede evitar? Armayones recuerda que son los usuarios de las redes sociales los que tienen su control, o al menos, mucho más de lo que se piensan. «Dejando de compartir nuestra vida en las redes, se termina el problema», explica.

Ahora bien: como esta solución es casi inviable, el psicólogo recomienda evitar cometer errores a la hora de interpretar lo que se ve en las redes sociales.

Tomado de abc.es 

 

El síntoma

Cuando en el cuerpo de una persona se manifiesta un síntoma, éste (más o
menos) llama la atención interrumpiendo, con frecuencia bruscamente, la
continuidad de la vida diaria. Un síntoma es una señal que atrae atención,
interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal. Un síntoma nos reclama
atención, lo queramos o no. Esta interrupción que nos parece llegar de fuera
nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un
objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello
hace que empiece la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y
dedicación: el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él.
Desde los tiempos de Hipócrates, la medicina académica ha tratado de
convencer a los enfermos de que un síntoma es un hecho más o menos fortuito
cuya causa debe buscarse en los procesos funcionales en los que tan
afanosamente se investiga. La medicina académica evita cuidadosamente la
interpretación del síntoma, con lo que destierra tanto al síntoma como a la
enfermedad al ámbito de lo incongruente. Con ello, la señal pierde su auténtica
función; los síntomas se convierten en señales incomprensibles.

Vamos a poner un ejemplo: un automóvil lleva varios indicadores luminosos
que sólo se encienden cuando existe una grave anomalía en el funcionamiento
del vehículo. Si, durante un viaje, se enciende uno de los indicadores, ello nos
contraría. Nos sentimos obligados por la señal a interrumpir el viaje. Por más
que nos moleste parar, comprendemos que sería una estupidez enfadarse con
la lucecita; al fin y al cabo, nos está avisando de una perturbación que nosotros
no podríamos descubrir con tanta rapidez, ya que se encuentra en una zona
que nos es «inaccesible». Por lo tanto, nosotros interpretamos el aviso de la
lucecita como recomendación de que llamemos a un mecánico que arregle lo
que haya que arreglar para que la lucecita se apague y nosotros podamos
seguir viaje. Pero nos indignaríamos, y con razón, si, para conseguir este
objetivo, el mecánico se limitara a quitar la lámpara. Desde luego, el indicador
ya no estaría encendido –y eso es lo que nosotros queríamos-, pero el
procedimiento utilizado para conseguirlo sería muy simplista. Lo procedente es
eliminar la causa de que se encienda la señal, no quitar la bombilla. Pero para
ello habrá que apartar la mirada de la señal y dirigirla a zonas más profundas, a
fin de averiguar qué es lo que no funciona. La señal sólo quería avisarnos y
hacer que nos preguntáramos qué ocurría.
Lo que en el ejemplo era el indicador luminoso, en nuestro tema es el
síntoma. Aquello que en nuestro cuerpo se manifiesta como síntoma es la
expresión visible de un proceso invisible y con su señal pretende interrumpir
nuestro proceder habitual, avisarnos de una anomalía y obligarnos a hacer una
indagación. También en este caso, es una estupidez enfadarse con el síntoma
y, absurdo, tratar de suprimirlo impidiendo su manifestación. Lo que debemos
eliminar no es el síntoma, sino la causa. Por consiguiente, si queremos
descubrir qué es lo que nos señala el síntoma, tenemos que apartar la mirada
de él y buscar más allá.

 

Tomado del texto «La enfermedad como camino»  de THORWALD DETHLEFSEN
y RÜDIGER DAHLKE

Síndrome de BURNOUT

También conocido como Síndrome del agotamiento.

Es un estado de agotamiento mental, emocional y físico causado por el estrés prolongado y excesivo, que sobreviene cuando te sentis sobrecargado e incapaz de satisfacer lo que se espera de vos. este estrés continuo ocasiona que pierdas el interés y la motivación por cumplir el rol que desempeñas.

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🔥Tu productividad y tu energía se reducen, dejándote con la sensación de que no tenes nada más que dar.
🔥Si bien el burnout puede ser el resultado de mucho estrés acumulado, no es lo mismo que el estrés. Éste se genera por un exceso de presiones o demandas, que exigen demasiado de una persona, pero ésta, aunque esté estresada, aún puede imaginarse que se sentirá mejor si logra tener todo bajo control.

🔥El burnout, por otra parte, te deja sintiéndote vacío y sin motivación. Por esta razón, estar quemado es más parecido a sufrir de depresión.
🔥En la mayoría de los casos, el burnout se deriva de tu trabajo. Cualquier persona que se sienta sobrecargada de trabajo e infravalorada está en riesgo de sufrirlo, sin importar si las labores que lleva a cabo corresponden a un trabajo de oficina o a las de una ama de casa con tres hijos. Sin embargo, otros factores pueden contribuir a causarlo, como la manera en la que manejes tu tiempo libre y tu capacidad de descansar y entretenerte.
🔥Esto significa que las personas con tendencias perfeccionistas y con una visión pesimista del mundo tienen más tendencias a sufrir de burnout, puesto que tienden a sobrecargarse de trabajo, se les hace más difícil delegar responsabilidades en otras personas y tienen una personalidad orientada al logro, a causa de la cual es difícil sentirse satisfechos con los resultados de su trabajo, y que les dificulta aprender a relajarse.

 

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Aprender a reconocer las señales es el primer paso para evitar y prevenir el burnout.
Las señales emocionales, como sentir que todos los días son malos o que la mayor parte de tu jornada de trabajo se va en tareas que encuentras estúpidas o que te abruman, van acompañada de señales físicas, como estar fatigado todo el tiempo, sufrir de dolores de cabeza y de espalda constantes, cambios en el apetito o en los hábitos de sueño, y una reducción en el sistema inmunológico.
Ciertos cambios en el comportamiento, como aislarte de otras personas, procrastinar en exceso, o llegar tarde o irte temprano del trabajo.
El burnout puede también tener consecuencias negativas sobre tu salud. Al igual que la depresión, puede causar una baja en tus defensas y hacerte vulnerable a enfermedades como la gripe.
En segundo lugar, algunas cuestiones a tener en cuenta para empezar a evitar y prevenir el burnout

La estrategia para curar el burnout o evitar que ocurra es conocida como «las tres R»: reconocer, revertir y resiliencia.

El primer paso es aprender a ver las señales, como las que describimos anteriormente, y reconocerlas como una advertencia de que estamos en el camino a quemarnos. El segundo paso consiste en revertir el daño causado, tomando medidas para manejar el estrés y buscando apoyo en otras personas, sobre todo ayuda profesional! El último, construir resiliencia, significa que debemos llevar a cabo acciones para cuidar nuestra salud física y emocional de manera constante,desarrollando nuestra capacidad para resistir a las presiones del estrés y generando así el balance necesario en nuestras vidas.
Si pensas que podrías sufrir de burnout, considera tomarte descansos, buscar apoyo en familiares y amigos, y si llegara a ser necesario, buscar asistencia de un profesional de la salud.

El burnout es un proceso gradual, que ocurre a lo largo de un período largo, pero sus síntomas empeoran más y más si no hacemos nada al respecto, y puede afectar gravemente no sólo nuestra vida profesional, sino nuestra vida personal y nuestra salud.